martes, 17 de julio de 2012

Las nuevas aventuras del llanero solitario #24 // Gastan gafas #49: Pete Astor


Es entre muy probable y prácticamente seguro que el nombre de Pete Astor vaya a dejar fríos a muchos, claro que dado el calor que hace igual hasta viene bien. Tal vez si se relaciona el nombre de Astor con el de The Weather Prophets, aquella banda de la segunda mitad de los 80 que publicó en el afamado sello de su amigo Alan McGee (este llegó a tocar el bajo con ellos en los dos primeros temas que grabaron), puede que nos dijese algo más. Por su parte, Gog, ha de confesarlo, sólo tenía una referencia de Astor —su participación en el tributo a Leonard Cohen I’m Your Fan (1991)—, pero jamás se molestó en seguirle la pista a través de la media docena de discos que le preceden. Ni siquiera ahora que está aplicándose con fruición a la escucha de Songbox (Second Language, 2011) puede presumir Gog de estar al día, porque es este un álbum del año pasado, y el año pasado, la verdad, ni enterearse de su existencia. 


Es muy probable también que su pinta de profesor de universidad, que así se gana la vida, sus gafas y su madurez como de padre, a muchos les dé pereza darle al play. Sería una lástima, pues se perderían un pop de cámara cargado de belleza, tanta que a veces perturba. Songbox es de una sensibilidad y una serenidad desarmantes. Escucharlo, saborearlo con los oídos, hace sentirte bien, te relaja y te asoma al borde de dulces melancolías; pero al mismo tiempo hace que te reconcoma una punta de desazón ante la posibilidad de que tal estado de ánimo reconfortante se quiebre de un momento a otro. Belleza funesta. 

Astor canta en voz baja, voz que serpentea entre cuerdas, vientos y teclados exquisitos. «Dead Trumpets», para empezar, ya deslumbra; «Tiny Town», pequeña y grande, podría servir de banda sonora moderna para El hombre tranquilo; los coros de «Slip Away» suenan afectuosos, como si te los estuvieran cantando unos amigos; y la pastoral «Tree Birds» es un remanso, con su riachuelo fresquito donde remojar los pies.


La caja de cartón que lo contiene es como el envoltorio de un pequeño tesoro, un joyero que guarda once pequeños diamantes. Le acompaña un segundo CD en el que diversos músicos reinterpretan las canciones en el mismo orden; gente del pelo de Darren Hayman, Pete Greenwood, The Raincoats, Piano Magic, Let’s Wrestle, Comet Gain… Y una docena de postales artísticas para ilustrarlo. Edición limitada, como cualquier tesoro.


Para quien esté interesado en profundizar en la figura de Astor, puede verse una conversación entre él y su amigo Lawrence, el otrora líder de Felt (I y II).

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