viernes, 7 de junio de 2013

Como decíamos ayer #20: The Ocean Blue


Esta persistente querencia de Gog en los últimos tiempos por los discos épicos y románticos —por ejemplo, Wild Swans— no quiere atribuirla a cuestiones de edad, que todo lo templa y suaviza, sino a que en su ADN perviven trazas imborrables de aquellas escuchas infinitas de Echo & the Bunnymen o los discos en solitario de Ian McCulloch. Gog ahora se encuentra subyugado con el regreso de The Ocean Blue, estadounidenses de origen, pero también con los genes petados de los Echo, los Smiths y toda esa cuerda mítica. De hecho, en sus años de instituto comenzaron versioneando a esas bandas, y a Cocteau Twins, New Order… Firmaron con Sire y, claro, se los llevaron a Londres grabar el primer álbum, The Ocean Blue (1989). Más ensoñador y atmosférico fue el siguiente, Cerulean (Sire, 1991), que contenía esa preciosidad titulada Ballerina Out of Control, que llegó a tener cierta repercusión en las emisoras de radio americanas justo antes de que el tornado del grunge se llevara por delante cualquier otra escena. La última grabación para Sire fue Beneath the Rhythm and Sound (1993); abducidos por algún dios polar, les entró una curiosa fascinación por el frío y viajaron hasta Islandia para rodar el vídeo de «Sublime»:


En 1996 Oed Ronne se unió a los dos miembros fundadores, David Schelzel y Rob Minning, lo cual impulsó de nuevo el sonido de las guitarras del principio y dejar algo aparcacados los sonidos de sintetizador. Aunque See (Polygram, 1996) apenas pudo dejar huella porque The Ocean Blue fue una de las numerosas bandas afectadas por las fusiones de las discográficas que se produjeron en aquella época, con las consecuentes purgas. Afortunadamente siempre ha habido pequeños sellos, nunca suficientemente ponderados, llenos de gusto y bienhacer, como March Records, que en 1999 recuperó a la banda con la grabación de Davy Jones Locker. La experiencia entre los hielos árticos de años atrás no debió de ser mala, porque en este álbum se incluía Denmark, densa pero nítida, supurando el estilo de los Echo por cada nota. 

Y poco más. El siglo XXI apenas ha producido noticias sobre ellos. La más llamativas son que Minning abandonó y que en 2010 ellos mismos subieron a Youtube la aún inédita «City Traffic», una canción que habían compuesto en 1993 expresamente para la banda sonora de la película Naked in New York (con Eric Stoltz y producida por Scorsese), que por motivos desconocidos se sustituyó en el último momento por dos temas del tercer disco.


Y aquí estamos ahora con Ultramarine (Korda, 2013), el primer álbum que graban en catorce años y que encima podría catalogarse como el mejor de su carrera. Schelzel, de nuevo más McCulloch que Morrissey, canta más profundo, vulnerable e intenso que nunca. Idéntico efecto se produce en el sonido: épico y embelesador, con guitarras trabajadísimas, pletóricas, llenas de emoción. 



Disco otoñal llegado en una primavera que no ha existido, que en verano refrescará nuestras siestas y en invierno nos caldeará el ánimo. Todo un océano para nosotros este año. 

Fa-Gog-ritas: «Sad Night, Where Is Morning?», «New York 6AM», «A Rose Is A Rose»

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