sábado, 1 de febrero de 2014

La France #59 // Ellas llevan el ritmo #53: The Limiñanas



Los pacientes lectores que sigan con alguna frecuencia estas publicaciones de Gog seguramente habrán percibido que intenta evitarse en las reseñas mencionar referencias que, a modo de palpable influencia, determinan el sonido de una banda. ¿Para qué describir a un músico en comparación con otro más o menos conocido que al lector puede que no interese? Boris Vian opinaba que era preferible describir a un músico, en la medida de lo posible, objetivamente, en valor absoluto, porque situarlo en su época basta para definir sus fuentes. Además, si bien es cierto que nos encontramos en un espacio para conneiseurs, recurrir a la cita de influencias para explicar la música de alguien es, literariamente, un recurso fácil y pobre. Dicho esto, intentar hablar del tercer álbum del dúo de Perpignan de The Limiñanas sin caer en ello va a ser harto complicado. 

Y es que ellos mismos se encargan de hacernos una lista con sus filias artísticas de la cultura popular (el cine sobre todo), en la que son capaces de rimar Sergio Leone con mascarpone


En esa retahíla onomástica ensartada por Lionel Limiñana y la voz invitada de Francesca Cusimano se distinguen, en lo musical, los nombres de Poison Ivy, The Rolling Stones y Kim Fowley. Lo que tienen en común esos personajes con The Limiñanas es más un componente estético, porque en cuanto al sonido —digámoslo ya y acabemos con esto de una vez— es como si Serge Gainsbourg interviniera en un álbum The Velvet Underground. Por supuesto, también hay duetos vocales como los que practicaba el enfant terrible de Gainsbourg, y que en esta ocasión podría ser con Nico. Hay en Costa Blanca (Trouble In Mind, 2013), además, toneladas de fuzz en las guitarras, baterías maquinales a lo Moe Tucker —curiosamente, es otra mujer la encargada aquí de las baquetas, María Limiñana, que también canta—, Farfisas palpitantes, sitares, arreglos imaginativos y toda una psicodelia envolvente. 


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